PRP
PRP (Plasma Rico en Plaquetas)
El PRP, o plasma rico en plaquetas, es un producto biológico que se ha utilizado durante más de tres décadas. Se trata de una sustancia autóloga, lo que significa que se extrae y se aplica en la misma persona, reduciendo al mínimo el riesgo de reacciones alérgicas, inmunológicas o infecciosas. Se obtiene extrayendo una muestra de sangre del propio paciente, la cual se centrifuga para separar sus componentes.
De este proceso se extrae una fracción rica en plaquetas, células esenciales para la coagulación.
Al aplicarse sobre tejidos dañados, el PRP libera factores de crecimiento que estimulan la reparación del área tratada, favoreciendo la regeneración de piel y mucosas, mejorando la circulación sanguínea, reduciendo la inflamación, y promoviendo el crecimiento celular y la producción de colágeno y elastina.
Este concentrado contiene plaquetas que durante el tratamiento liberan sustancias ricas en factores de crecimiento, lo cual genera un efecto antiinflamatorio y apoya la regeneración del tejido
MEDICINA REGENERATIVA
Aunque el PRP ha sido ampliamente utilizado en especialidades como la traumatología, la neurocirugía, la odontología o la medicina estética, en la actualidad también se emplea en Ginecología dentro del campo de la medicina regenerativa.
Su combinación con ácido hialurónico —que ayuda a mantener la turgencia, elasticidad, firmeza e hidratación de los tejidos— potencia sus beneficios en la recuperación y regeneración de la zona genital
¿Para qué se recomienda?
- Atrofia vulvar: Aplicado en la entrada vaginal y tejido vulvar, mejora la hidratación y elasticidad, aliviando síntomas como el picor, escozor, molestias al orinar o durante las relaciones sexuales.
- Después del parto: Favorece la cicatrización de desgarros o episiotomías, ayudando a reducir las molestias en las relaciones sexuales postparto.
- Liquen escleroso atrófico: Mejora el estado de los tejidos, reduce el picor por su acción antiinflamatoria, y puede disminuir la necesidad de usar corticoides prolongadamente.
- Incontinencia urinaria: Al fortalecer los tejidos que rodean la uretra, ayuda a reducir las pérdidas involuntarias de orina.
- Rejuvenecimiento vaginal: Estimula la lubricación natural y reduce el dolor durante el coito.
- Úlceras y heridas de difícil curación: Eficaz en episiotomías o cicatrices quirúrgicas vaginales que presentan problemas de cicatrización.
- Disfunciones sexuales: Ayuda en casos donde existen dificultades para disfrutar de relaciones sexuales satisfactorias.
preguntas frecuentes
Después de obtener la muestra de sangre y separarla mediante centrifugación, se administra en la zona a tratar (vulva, vagina o endometrio) tras aplicar anestesia local, que puede repetirse si es necesario. Se utiliza la técnica de micropunción. El procedimiento no es doloroso y se realiza en condiciones muy seguras mediante un sistema cerrado que evita el contacto con el exterior.
Cada sesión dura entre 15 y 30 minutos, y generalmente se requieren entre 2 y 3 sesiones, aunque el tratamiento varía según cada caso.
Los efectos suelen comenzar a notarse entre la tercera y cuarta semana posterior a la primera sesión.
Algunas pacientes pueden experimentar una leve molestia similar a la sensación de tener un cuerpo extraño en los primeros 20 minutos después del tratamiento.
También puede aparecer picor (especialmente el primer día) o pequeños hematomas en los puntos de inyección.
Estos efectos son poco frecuentes y suelen desaparecer rápidamente.
Sí, es altamente seguro.
Al utilizar la sangre de la propia paciente y trabajar en un circuito cerrado y estéril, se minimizan riesgos de infecciones, alergias o rechazos.
Se aplican rigurosas medidas de higiene y antisepsia durante todo el procedimiento.
Sus efectos pueden mantenerse entre 6 y 12 meses, e incluso más tiempo en algunos casos.
Sí, puede repetirse cuantas veces sea necesario.
Sí, es compatible con otros procedimientos, como el tratamiento con láser CO₂, entre otros.
Existen algunas situaciones en las que no se recomienda su uso:
- Infecciones genitourinarias activas
- Falta de controles ginecológicos recientes
- Uso de anticoagulantes, aspirina, quimioterapia o radioterapia
- Trastornos hematológicos
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